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Cuando tenemos un bebé en casa vemos peligro por todas partes e intentamos evitar cualquier incidente doméstico que pueda afectarle. Sin embargo, hay unas medidas de seguridad básicas que debemos tener en cuenta no tanto los primeros meses sino antes de que el pequeño comience a gatear o dar sus primeros pasos.

Podemos aprovechar las vacaciones de Navidad o algún fin de semana para preparar la casa a prueba de niños. Comprobar cada una de las estancias del hogar es fundamental para quedarnos tranquilos cuando nuestro rey o reina de la casa empiece a curiosear todo lo que encuentra en su camino arrastrándose por el suelo.

Para una casa segura, hay que adoptar unas medidas de seguridad que debemos mantener también cuando ya camine, porque el peligro será aún mayor, al alcanzar a lugares que en posición de gateo no llega.

1. Los enchufes

Una de las primeras medidas de seguridad que solemos adoptar cuando tenemos un bebé o niño pequeño en casa es cubrir todos los enchufes con protectores especiales para evitar que metan los dedos y se produzca un cortocircuito o descarga eléctrica.

Lo más recomendable es contar todos los enchufes que hay por todas las habitaciones y comprar el número suficiente de protectores para taparlos todos, antes de que el bebé los descubra y tenga curiosidad incluso por arrancarlos.

Además de cubrir los enchufes, es importante que escondas los cables sueltos que puedan estar a su alcance como los del ordenador si lo tienes en una mesa en el salón o los del móvil en la mesilla de tu habitación.

2. Las esquinas

El siguiente paso al gateo es levantarse del suelo e ir apoyándose en los muebles para alcanzar aquello que llamó su atención. Por eso, otra medida de seguridad para tu bebé que debes tener en cuenta antes de que llegue ese momento es proteger los muebles de los posibles golpes.

Es algo muy habitual por ejemplo, que intenten levantarse cuando encuentran una mesa en la que apoyarse y al hacerlo se den con la esquina en la cabeza porque queda justo a su altura. Para evitar eso, existen unos protectores blandos para los extremos de tus muebles que te vendrán genial para mantener aislado de golpes a tu bebé.

3. Las puertas

Abrir y cerrar las puertas de toda la casa también es una rutina a la que tu bebé le cogerá el gusto cuando la descubra. No solo por adivinar que hay dentro de ese armario o detrás de la puerta, sino por el simple hecho de jugar y dar golpes.

Para evitar que se pille los dedos con las puertas, lo mejor es protegerlas con unas gomas protectoras con ventosa o topes que impiden que las puertas se cierren completamente.

4. La cocina

Es quizá uno de los lugares que más curiosidad despiertan en los bebés y por tanto donde más medidas de seguridad debemos tomar. Aquí hay que dificultar el acceso a productos peligrosos para ellos, como pueden ser detergentes, pastillas para el lavaplatos, lavadora, productos de limpieza en general que muchas veces guardamos en la cocina.

Lo primero es colocar esos productos peligrosos fuera de su vista y alcance, a una altura suficiente para que no tenga acceso a ellos fácilmente. Si no tenemos espacio para guardarlos a la altura adecuada lo mejor es hacerse con unos cierres de seguridad para puertas, neveras y armarios, de forma que no puedan abrirlos aunque estén a su alcance.

En la cocina, es importante además estar muy pendiente cuando cocinamos de que no se acerque a la vitrocerámica, el horno o el fuego y de que no tenga acceso a objetos punzantes como tijeras o cuchillos.

 5. Las escaleras

Si vives en una casa de varias plantas o tienes algún escalón en la vivienda también tienes que proteger a tu bebé de las caídas. Subir y bajar escaleras será una habilidad que adquirirá más adelante pero al principio tienes que adoptar medidas de seguridad hasta que sea un crack en sortear las escaleras incluso gateando.

Una de las medidas más sencillas es colocar una barrera protectora o una puerta de quita y pon hasta que acabe el peligro justo antes de las escaleras e incluso en la parte de abajo para evitar que las suba y caiga rodando.

6. El baño

Cuando tenemos dos baños en casa, uno para el bebé y otro para los padres, el primero suele estar adaptado a ellos, pues desde su nacimiento hemos colocado todas las cosas de higiene y aseo del pequeño en su baño así como el cambiador, los pañales y su bañera. Pero a veces, la falta de espacio nos obliga a guardar algunos productos y objetos cotidianos nuestros que pueden suponer un riesgo para el bebé.

El secador de pelo enchufado, el cepillo de dientes eléctrico, el dentífrico o geles de baño a baja altura pueden llamar su atención hasta el punto de querer cogerlos y llevárselo a la boca, algo también muy frecuente en los bebés y niños pequeños.

A la edad del gateo ya solemos bañarlos en la bañera grande con algún asiento protector pero si ya son demasiado grandes para ellos, es recomendable colocar alfombras o adornos antideslizantes para evitar golpes cuando intenten ponerse de pie mientras juegan a la hora del baño.

7. El salón

Quizá la estancia de la casa en la que más tiempo pasará tu bebé los primeros meses hasta que tenga cierta autonomía es el salón. Allí estáis vosotros y podréis vigilarlo más mientras estéis delante. Sin embargo, en el salón solemos tener la televisión, wi-fi, radiadores a la vista, armarios con copas de cristal, lámparas de pie, velas aromáticas si las usamos como ambientadores, etc.

Además de cubrir todos los enchufes como dijimos al principio y asegurar armarios con cierres especiales así como tapar las esquinas de las mesas, es importante esconder aquellos objetos que puedan suponer peligro alguno para el bebé.

Por poner algunos ejemplos, acordaros de retirar ese jarrón de cristal que tenemos de adorno en una mesa baja o el mando de la televisión que puede tirar, chupar y llevarse las pilas a la boca si se sueltan.

En invierno, si tenéis radiadores, intentar taparlos con los muebles o sillones dejando los menos posibles libres para que no puedan tocarlos y quemarse cuando estén encendidos.

Son las medidas de seguridad más básicas que hay que adoptar en cualquier casa antes de que el bebé comience a gatear o caminar, pero cada uno conoce su hogar y debe saber lo que supone peligro para su hijo. Por tanto, lo mejor es valorarlo bien todo, ponerse a su altura para observar las cosas desde una posición inferior e incluso consultar con otros papás o amigos que pueden darte alguna idea que no se os haya ocurrido.

 

 

 

 

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