El porteo del bebé, el hecho de llevar a nuestro hijo cerca es beneficioso no solo para él sino también para los papis. Los bebés, en especial los recién nacidos o con pocas semanas de vida, están acostumbrados al olor de la mamá, al latido de su corazón, a su pecho…y por ello en su regazo es donde más seguros y protegidos se encuentran.
Los diferentes sistemas que hay para el porteo de los bebés, como bandoleras, fulares y mochilas, favorecen que el bebé adopte una postura conocida como “posición de ranita” que es la más recomendada para las piernas y cadera de los bebés porteados.
¿Cuál es la sujeción correcta del bebé según su edad?
El porteo es posible desde el nacimiento hasta incluso los dos años de edad, aproximadamente. Sin embargo, debemos pensar siempre en la postura más cómoda para el niño y también para el portador, buscando la forma de que el transporte sea más fácil según éste vaya creciendo.
Así, hasta los tres meses más o menos, los bebés deben ir sujetos hasta la cabeza, apoyada ligeramente contra el pecho de la mamá o el papá. Desde los 3 meses hasta los 8 aproximadamente, lo ideal es que el bebé vaya sujeto hasta el cuello y de esa edad en adelante será suficiente con que se les sujete hasta la altura de los hombros.
Beneficios del porteo para los bebés
El porteo tiene grandes beneficios en los bebés siempre y cuando sea correcto y el sistema que usemos sea el adecuado. La mayoría de expertos y pediatras están a favor de su uso y destacan sus ventajas. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Temprana (SEPEAP) señala estos beneficios:
- Sensación de seguridad: el contacto piel con piel con la madre o una persona cercana les hace sentirse más seguro y protegidos que en una sillita o un cuco.
- Mejora la calidad del sueño: el hecho de sentirse seguros y protegidos favorece su descanso y por tanto, consiguen dormirse más fácilmente que aquellos que están nerviosos o irritables cuando se separan de su madre.
- Aporta tranquilidad: si se sienten seguros, están tranquilos porque no hay nada de lo que tengan que preocuparse. Todo lo que necesitan lo tienen cerca y por tanto, su tranquilidad está asegurada.
- Mayor bienestar físico: el contacto directo con el cuerpo materno favorece que la temperatura del bebé sea la adecuada, expulsar los gases y deposiciones, aliviar el reflujo, mejorar su sistema respiratorio, nervioso e inmunológico.
- Lloran menos:cuando satisfacemos todas las necesidades del bebé y además le proporcionamos tranquilidad y seguridad, es menos probable que lloren que si no lo hacemos. Por tanto, el porteo beneficia en este sentido y está comprobado que los bebés lloran menos cuando son porteados.
- Favorece la lactancia materna: el contacto piel con piel estimula la secreción de las hormonas (oxitocina y prolactina) que promueven la lactancia. Ese contacto favorece que los niveles aumenten favoreciendo así la lactancia.
- Se adaptan al entorno: el bebé conoce el mundo, los lugares por donde pasa y la sociedad en la que vive. Todo desde una perspectiva única: los brazos de sus papás. Según la SEPEAP,”aprende a diferenciar situaciones amenzantes de las que no lo son, porque reciben la información filtrada a través del adulto que les lleva”.
- Desarrollo óptimo del sistema nervioso. Su sistema nervioso, todavía inmaduro, recibe los estímulos adecuados para su edad y por tanto el bebé recibe una estimulación temprana adecuada a su nivel de desarrollo. Además, al ser porteado y pasar más tiempo tranquilo, su aprendizaje evolucionará mejor.
Beneficios del porteo para los padres
El porteo no solo es bueno para los bebés sino también para los porteadores, en especial las mamás. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Temprana (SEPEAP) destaca los siguientes respecto a los beneficios de los que portan:
- Favorece las relaciones sociales
- Favorece la lactancia materna
- Aumento de la autonomía y movilidad
- Disminución de la depresión post parto
- Higiene postural del adulto
¿Cómo debe ser un portabebé ergonómico?
Para beneficiarse de estas ventajas, los portabebés, fulares, bandoleras o mochilas ergonómicas deben cumplir una serie de requisitos:
- Respetar las normas de seguridad del porteo, relacionadas con la posición fisiológica del bebé, correcta tensión y ajuste del sistema, la región abdominal debe ir contra el cuerpo del adulto, la cabeza sujeta de forma correcta según la edad y las vías respiratorias despejadas para evitar la asfixia.
- Facilitar la postura correcta del bebé: con sus nalgas a la altura del ombligo del adulto, nunca por debajo, y la cabeza bajo la barbilla del porteador.
- Espalda con soporte adaptable a los movimientos del bebé, sosteniéndolo hasta la cabeza en el caso de los más pequeños y para facilitar su descanso si se duerme.
- Adaptable al crecimiento del bebé: con arnés ajustable en anchura y altura para que el bebé siempre vaya cómodo, a pesar de ir creciendo.
- Cómodo también para el porteador y fácil de usar, de manera que no tengamos que perder demasiado tiempo en colocarnos la mochila o fular.
Por tanto, debes elegir bien el sistema adecuado y no escatimar a la hora de comprar tu portabebé porque de él dependerá que ambos os beneficiéis de las grandes ventajas que tiene el porteo.